Lo que puede y no puede hacer el chatgpt hasta ahora

Escribir una redacción, pedir consejo sobre qué ordenador comprar o empezar un debate filosófico. Todo lo anterior lo solemos hacer manteniendo una conversación con una persona, que siempre nos entenderá mejor que cualquier buscador o Siri de cabecera. Pero las costumbres cambian. Y muchos han decidido interactuar con ChatGPT, el nuevo chat de Inteligencia Artificial (IA) con el que podemos hablar de cualquier cosa.

Se trata de un modelo de inteligencia artificial optimizada para diálogos de la empresa OpenAI, una compañía de investigación fundada por empresarios como el polifacético Elon Musk o Sam Altman. Esta empresa tiene como objetivo promover y desarrollar inteligencia artificial amigable. Es decir, que sea una más de nosotros y que nos sirva para casi todo. Un propósito no menor, pero que parece que está consiguiendo.

ChatGPT es un sistema de chat basado en el modelo de lenguaje por IA GPT-3. De hecho, es una evolución de la serie GPT-3.5, que terminó de entrenarse a principios de 2022. Sus desarrolladores aseguran que esta versión es mejor y más segura. Entre otras cuestiones, se han reducido los resultados dañinos y falsos gracias al “el uso de aprendizaje reforzado a partir de comentarios humanos (RLHF)”.

Trabaja con 175 millones de parámetros y está entrenado a conciencia con grandes cantidades de texto para completar todo tipo de tareas relacionadas con el lenguaje, desde la generación de cualquier redacción hasta la traducción. Puede parecer una herramienta extremadamente inteligente, pero el truco está en que tiene un fondo de armario envidiable. Ha almacenado tal cantidad de información que los que la han probado aseguran que es capaz de contestar a casi cualquier cuestión.

En sus respuestas, hace gala de sus conocimientos y capacidades. No responde con dos líneas, sino que se extiende en cada una de ellas. Desde OpenAI, ponen algunos ejemplos. Si preguntamos por la llegada de Cristóbal Colón, nos responderá con muchos datos y alguna dosis de sinceridad.

ChatGPT funciona como cualquier chatbot conversacional: preguntamos las dudas, la aplicación generan una respuesta lo más certera posible y simula mantener una conversación con el usuario. Esta tecnología no es nueva, pero sí se ha ido perfeccionando a lo largo de los años. Y, a juzgar por las reseñas de los usuarios, puede que esta sea la herramienta más avanzada hasta el momento.

Lo que llama la atención de este nuevo chat de IA es su naturalidad. “El formato de diálogo hace posible que ChatGPT responda preguntas de seguimiento, admita sus errores, cuestione premisas incorrectas y rechace solicitudes inapropiadas. ChatGPT es un modelo hermano de InstructGPT, que está capacitado para seguir una instrucción en un mensaje y proporcionar una respuesta detallada”, aseguran sus desarrolladores.

Los usuarios también destacan su versatilidad: escribe líneas de código, redacta texto, crea memes, guiones para redes sociales, ofrece consejos sobre qué productos comprar y hasta mantiene debates filosóficos. Y no responde cualquier cosa. A diferencia de otras herramientas, ofrece resultados extensos y en poco tiempo.

Su eficacia lo convierte en un competidor potencial de Google. Algunos usuarios se han encargado comparar resultados y el primero no sale demasiado bien parado, porque ChatGPT es capaz de razonar sus respuestas.

Sin embargo, no es una herramienta perfecta. Sus desarrolladores reconocen que a veces escribe respuestas que suenan plausibles “pero incorrectas o sin sentido”. También es sensible a la formulación de las preguntas. Puede que no nos entienda a la primera, pero si modificamos la oración, igual tenemos suerte. Además, sus filtros pueden ser permeables: “Si bien nos hemos esforzado para que el modelo rechace solicitudes inapropiadas, a veces responderá a instrucciones dañinas o exhibirá un comportamiento sesgado”, reconoce OpenAI.

Con información de La Vanguardia.